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A las 6 y pico

ERAN OTROS TIEMPOS

ERAN OTROS TIEMPOS Aunque parezca mentira, estas cosas ocurrían no ha muchos años, especialmente en el medio rural, pues viajar en tren para mucha gente era una utopía muy distante para las clases bajas, lo que venía a reducir el ámbito de conocimientos y experiencia de mucha gente. Por dicha razón, cuando un hombre de pueblo llegaba a la ciudad, inclusive a la capital de su misma provincia, iba dejando una estela de equívocos y desatinos que llamaban la atención; de ahí que el sainete y la comedia sacaran durante muchos años un sustancioso provecho del llamado cateto, lo que cual no significaba que el susodicho cateto fuera imbécil, pues en otros aspectos de la vida podía dejar asombrados y dar lecciones a muchos listillos de la capital.

En esta ocasión, resulta que el día que se fue a hacer el servicio militar un mozo, pues no había salido nunca de su cortijo, representó para él y para toda su familia poco menos que un duelo. Todos lloraban a lágrima viva la ausencia de su hijo y hermano, temiendo por lo que le pudiera pasar en un mundo desconocido para ellos. No obstante la madre, tragándose las lágrimas, en el último abrazo de despedida le pidió a su hijo que tan pronto como pudiera se hiciera un retrato y se lo mandara para ver cómo le quedaba el traje de militar. El hijo se lo prometió cruzando los dedos en señal de juramento.

Efectivamente, tan pronto como tuvo permiso para salir del cuartel, andando el mozo por una de las plazas de la ciudad, vio un rótulo en una puerta que decía: "Retrete". Enseguida se acordó de lo que le había prometido a su madre, y pensando que había llegado el momento de complacerla, entró y le preguntó a la encargada:
-Oiga, buena mujer, ¿dónde me puedo hacer un retrato?
Sospechando la buena mujer que quería hacer sus necesidades fisiológicas, pero dicho en términos metafóricos, o tal vez con pitorreo, le contestó:
-¡Ahí dentro, pero no te olvides de tirar de la cadena!
El mozo entró, se colocó el gorro en la posición más correcta y se acicaló sus pobladas cejas para favorecer su imagen. Y después de quedarse quieto durante un minuto frente al retrete, tiró de la cadena, pero viendo que los retratos no salían por ninguna parte, dirigiéndose nuevamente a la encargada, la interpeló diciendo:
­¡Señora, lo he intentado varias veces pero no sale nada!
-Pues lo siento, joven, pero yo no tengo ningún sedante para el estreñimiento. Así que te tomas un purgante y ya verás como sale.

10 comentarios

Goreño -

Gracias, Nofret, me alegra que te gusten estos texos que nos hacer recordar el pasado. Es cierto que no tienen mucha aceptación en la juventud actual, pero de ellos se desprende que, gracias a la austeridad y privaciones que nuestros antepasados padecieron durante muchos años, ahora se recojen los frutos y se puede disfrutar de una vida mejor. Besos

NOFRET -

Muy divertida tu anécdota, Goreño!
(Aquí siempre ha sido a la inversa, los de la ciudad somos despreciados por los de los pueblos)
Siempre he tenido un gusto especial por las anécdotas de pueblos, me recuerdan los cuentos de mi abuela y ese mundo que no llegué a conocer, así que sólo pude imaginarlo, y tus textos siempre me ayudan a avivar la imaginación.
Besos

Goreño -

Gracias, Bernal, muy agradecido por tu comentario. Nos leemos. Saludos

Bernal -

Es una divertida anécdota que refleja la realidad de no hace muchos años.
Es un gusto leerte.
Un saludo

Goreño -

Gracias, amigo MalSapo, eres un genio, y no seas modesto que de memoria tampoco andas mal. Saludos

MalSapo -

Goreño, eres la MEMORIA en mayusculas, envidia das, yo que ni siquiera se casi donde he nacido. Algun dia lejano, cuando todos los Goreños y Goreñas mueran quedaremos tan solo los desmemoriados, nos tocará cambiarnos el nombre que nos vendrá grande lo de humanos. Saludos, siempre es un placer

Goreño -

Ya no pasan esas cosas, pero está el recuerdo que no pasa nunca si lo hurgamos de vez en cuando para que la juventud vea que la vida no ha sido siempre un camino de rosas. Gracias a los tres: de vosotros aprendo cada día. un abrazo

Cerro -

Juas, Gore, cuando te pones a hablar de hace unos años eres un gusto, tío.

Un abrazo.

Pablo -

Afortunadamente, con la tele, ya no pasan esas cosas. :)

Muy divertida la anécdota, Goreño.

white -

Añoranzas de un pasado en el que la gente de pueblo era considerada menos por no ser de ciudad y ahora los de las ciudades emigran a los pueblos para vivir. ¿Cómo ha cambiado el mundo!
Saluditos paisano.